Presidente de la Asamblea Nacional: tres veces traidor a la patria
Esto hay que decirlo.
Tanto desde el punto de vista ético como, probablemente desde el punto de vista legal, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Fernando Soto Rojas, ha sido un triple traidor a la patria. La legislación venezolana define traición a la patria así, ver artículo 129 de la constitución vigente:
Cualquiera que, de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la seguridad del territorio de la patria, conspire contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años."
Se podría alegar que esto aplica ahora y no cuando el susodicho ayudó materialmente a la Cuba de Fidel Castro a invadir a la Venezuela democrática por Machurucuto, o cuando se fue a las guerrillas a tratar de derrocar el gobierno democrático y constitucional de la época. Se podría argumentar también que inaugurar la estatua de Marulanda en Caracas no encaja en esta definición porque Marulanda no era representante de un país extranjero, aunque si era un enemigo exterior de Venezuela.
Esos alegatos carecerían de contenido ético y hasta legal. Las disposiciones legales venezolanas de la década de 1960 no eran muy diferentes al tipificar la traición a la patria. En todo nuestro hemisferio se define traición a la patria como el ponerse al servicio de un país extranjero para destruír el orden constitucional y democrático del país propio, para dañarlo. Es de hacer notar, para que no haya dudas, que, según la constitución vigente, hay un articulo 350 que demanda que los venezolanos de hoy insurgan contra un régimen dictatorial y corrupto como el que tenemos. Por lo tanto, desconocer y desobedecer las barrabasadas del comandante-presidente estaría totalmente encuadrado dentro de esta constitución. Tal artículo no existía en 1960 pero, en todo caso, una insurgencia de ayer o de hoy no puede darle a nadie licencia para asesinar campesinos, como sucedió en 1960. Fueron los campesinos, por cireto, con palos y machetes, que derrotaron la inepta guerrilla de Soto Rojas.
Soto Rojas fue un traidor doble en la época de los 60. Más recientemente, al honrar a un terrorista como Marulanda, enemigo del gobierno democrático de Colombia y enemigo de la democracia venezolana (aunque no del régimen actual) Soto Rojas también cometió traición a la Gran Colombia, el sueño de Bolívar, cuya memoria el malandraje chavista ha secuestrado al bautizar su oprobiosa revolución como bolivariana.
Este es el personaje que, para verguenza de nuestra patria, ha puesto sus posaderas en la presidencia de la Asamblea Nacional.
Tanto desde el punto de vista ético como, probablemente desde el punto de vista legal, el nuevo presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Fernando Soto Rojas, ha sido un triple traidor a la patria. La legislación venezolana define traición a la patria así, ver artículo 129 de la constitución vigente:
Cualquiera que, de acuerdo con una Nación extranjera o con enemigos exteriores, conspire contra la seguridad del territorio de la patria, conspire contra sus instituciones republicanas, o la hostilice por cualquier medio para alguno de estos fines, será castigado con la pena de presidio de veinte a treinta años."
Se podría alegar que esto aplica ahora y no cuando el susodicho ayudó materialmente a la Cuba de Fidel Castro a invadir a la Venezuela democrática por Machurucuto, o cuando se fue a las guerrillas a tratar de derrocar el gobierno democrático y constitucional de la época. Se podría argumentar también que inaugurar la estatua de Marulanda en Caracas no encaja en esta definición porque Marulanda no era representante de un país extranjero, aunque si era un enemigo exterior de Venezuela.
Esos alegatos carecerían de contenido ético y hasta legal. Las disposiciones legales venezolanas de la década de 1960 no eran muy diferentes al tipificar la traición a la patria. En todo nuestro hemisferio se define traición a la patria como el ponerse al servicio de un país extranjero para destruír el orden constitucional y democrático del país propio, para dañarlo. Es de hacer notar, para que no haya dudas, que, según la constitución vigente, hay un articulo 350 que demanda que los venezolanos de hoy insurgan contra un régimen dictatorial y corrupto como el que tenemos. Por lo tanto, desconocer y desobedecer las barrabasadas del comandante-presidente estaría totalmente encuadrado dentro de esta constitución. Tal artículo no existía en 1960 pero, en todo caso, una insurgencia de ayer o de hoy no puede darle a nadie licencia para asesinar campesinos, como sucedió en 1960. Fueron los campesinos, por cireto, con palos y machetes, que derrotaron la inepta guerrilla de Soto Rojas.
Soto Rojas fue un traidor doble en la época de los 60. Más recientemente, al honrar a un terrorista como Marulanda, enemigo del gobierno democrático de Colombia y enemigo de la democracia venezolana (aunque no del régimen actual) Soto Rojas también cometió traición a la Gran Colombia, el sueño de Bolívar, cuya memoria el malandraje chavista ha secuestrado al bautizar su oprobiosa revolución como bolivariana.
Este es el personaje que, para verguenza de nuestra patria, ha puesto sus posaderas en la presidencia de la Asamblea Nacional.
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