miércoles, 2 de marzo de 2011

ISIL -- Es Hora de Terminar La Seguridad Social

ISIL -- Es Hora de Terminar La Seguridad Social

ES HORA DE TERMINAR LA SEGURIDAD SOCIAL

Por qué el sistema está en quiebra y cómo podemos reemplazarlo

por George L. O'Brien
editado por Mark Valverde y James R. Elwood
traducido Alberto Mansueti

"Si el Gobierno de EE.UU. fuese obligado a tener sus libros de la manera como se les manda a las empresas corrientes llevar los suyos, la deuda nacional no sería de 5 trillones de dólares sino de 17, cantidad igual a 2 y ½ veces el PIB." [Un trillón: 1 millón de millones] – Forbes, Octubre 9 de 1995: –
"El esquema Ponzi legal – ("The Legal Ponzi Scheme")

El Esquema Ponzi Legal

Las discusiones sobre la Seguridad Social me recuerdan el chiste del tipo que saltó de la cima de un edificio como de 50 pisos. Caído en medio de la calle le preguntan "¿Cómo está?"; y responde: "Bien . . . hasta aquí." De tiempo atrás, el tópico de la Seguridad Social ha sido considerado el "tercer carril" de la política, como el del subterráneo eléctrico que dice: "Lo tocas y mueres". Pero como el hombre caído del edificio, la Seguridad Social realmente no está "bien".

Hay muchas razones para la popularidad de la Seguridad Social. Es sólo una parte del "Estado benefactor", que le promete beneficios prácticamente a toda persona. Se ve asimismo como sustituto a la obligación que tienen los hijos adultos de sostener a sus padres viejos, y también ayuda a los viejos pobres, por lo cual goza de muchísima simpatía.

Hay un sólo problema: es un fraude. En teoría la Seguridad Social es una forma de "seguro"; en la práctica es un "esquema Ponzi", del tipo que describe el historiador Mark Knutson:

[En el verano de 1920, Charles K.] "Ponzi alegaba estar pagando a los inversionistas parte del 400 % de beneficio que ganaba a través del tráfico de cupones de respuesta postal. Como Ponzi pagaba las letras vencidas a sus primeros inversionistas, se corría la voz de enormes ganancias, lo cual estimulaba un frenesí de otros muchos codiciosos y crédulos. Investigaciones posteriores revelaron que no había cupones o beneficios realmente: las letras viejas se iban pagando con lo que se recolectaba de las siguientes. La simplicidad, y la enorme escala de este esquema, ligó para la posteridad el nombre de Ponzi con esta particular forma de fraude."

Este fraude se llama también esquema de pirámide: para pagar a los primeros "inversionistas", debe añadirse un número de participantes aún mayor.

A comienzos de los años '70, se aprobó una ley federal conocida por las siglas ERISA (Employment Retirement Income Security Act: Ley de Seguridad para el Ingreso de los Trabajadores Retirados). Se había encontrado que muchos planes corporativos de pensiones pagaban a sus actuales beneficiarios directamente de los fondos de los actuales contribuyentes. Y cuando los ingresos decaían, los planes sencillamente se cerraban, igual que para los últimos inversionistas de un esquema Ponzi. (Pero lo que ayudó a crear este problema, en primer lugar, fue un conjunto de preferencias en impuestos federales, con la idea de crear estímulos para que las empresas manejaran los ahorros de sus trabajadores.) Bajo la Ley ERISA, todo empleador que fracasara en cimentar sólidamente sus planes de pensión podía ser penalmente responsable. Charles Ponzi fue a la cárcel. Sin embargo los políticos que manejan la Seguridad Social no son considerados responsables por lo que normalmente se considera conducta criminal.

El Modelo Prusiano

Muchos estadounidenses creen que la Seguridad Social es parte integral de nuestro sistema norteamericano de libre empresa, pero no es norteamericano ni de libre empresa.

El primero y original sistema de Seguridad Social fue creado por el líder prusiano (alemán) Otto von Bismarck, en 1883. Bismarck buscaba una forma de ganar el apoyo del pueblo trabajador, descontento con los elevados impuestos decretados para sostener el enorme ejército alemán, y con los altos precios generados por los carteles industriales protegidos por el Gobierno.

Lo que Bismarck quería era una manera de timar al pueblo con la creencia de estar obteniendo algo del Estado a cambio de nada. Preguntó a un actuario cuanto podía esperar vivir la mayoría de la gente, y la respuesta fue: 65 años.Bismarck fijó entonces en 65 años la edad elegible para su sistema de seguridad social, sabiendo muy bien que la mayoría de la gente habría muerto antes de recibir un centavo. Pese a ello, el sistema fue enormemente popular. El concepto prusiano de Seguridad Social era autoritario, basado en la falsa premisa de que la gente es incompetente para atender sus propios asuntos, y necesita un Estado socialista y paternalista a fin de obligarle a aportar para su propio retiro.

Y en EE.UU., durante los años '30, el Presidente Franklin D. Roosevelt estaba buscando una forma de ganar apoyo del pueblo trabajador, descontento con la permanencia de la Gran Depresión, y con los elevados impuestos requeridos para sostener los programas de su "Nuevo Trato" (New Deal). Así, la Seguridad Social fue creada en 1935: justo a tiempo para la elección de 1936.

El Mito Del "Fondo De Fideicomiso"
En La Seguridad Social

Los políticos republicanos y demócratas nos dicen que el dinero de cada trabajador que "contribuye" a la Seguridad Social va a un "fondo de fideicomiso". Que el dinero de este fondo es "invertido" en bonos del Gobierno federal. Y que al retiro, esta "reserva" constituida por las "contribuciones" y sus intereses, se empleará para pagar sus beneficios a los retirados.

Para comenzar, pese al alegato de ser un programa de seguro para la vejez, la Seguridad Social paga sus beneficios de su flujo corriente de caja. No los obtiene de intereses ganados sobre un fondo de reserva, como lo haría un plan privado de pensiones. En tanto los impuestos pagados a la Seguridad Social son ingresados al sistema, esos fondos son inmediatamente distribuidos a los beneficiarios. Mientras más antiguos contribuyentes se retiren, serán pagados con el dinero tomado de los contribuyentes más jóvenes, igualito que como con los inversionistas Ponzi.

Y hay otras fallas estructurales en el sistema. Primero que todo: la gente ahora comienza a vivir más tiempo. Mientras que en 1883 la mayoría de la gente moría hacia los 65 años, a fines del siglo XX vive en promedio una década más. Lo cual significa un enorme incremento de beneficiarios potenciales. Cuando el programa de Seguridad Social comenzó en 1935, había 16 contribuyentes por cada retirado; pero una declinación en la tasa de natalidad, paralelamente a un incremento en la longevidad, ha tumbado la proporción de trabajadores a retirados, que está nada más que en 3 a 1 en los '90.

Pero esto es solamente la punta del iceberg. Una vez que comience a retirarse la generación de la explosión poblacional de los años 1946 a 64 (los llamados "babyboomers": nacidos entre esos años), la proporción va a caer aún más. Se estima que habrá sólo 2 trabajadores por cada retirado en el año 2025. Solamente las cuotas o "contribuciones" (impuestos) de Seguridad Social serán – para cada trabajador – un 22% mayores que sus ingresos. (Y habrá otro monto obligatorio equivalente, coactivamente pagado por los empleadores).

Preserve El Sistema: Arruine a La Gente

Las típicas propuestas de "reforma" a la Seguridad Social se edifican sobre la base del aumento en sus cuotas o aportes exigidos.

Se suponía que el aumento en las cuotas de Seguridad Social decretado en 1983 iba a crear un fondo de reserva, con 10 trillones de dólares para el año 2030. Sin embargo, y desde 1967, el Congreso ha estado levantando del fondo de Seguridad Social unos 70 billones por año, a fin de ocultar parte de su gasto masivamente deficitario. De esta manera, el "fondo de fideicomiso" de la Seguridad Social está lleno de vales o pagarés en forma de Bonos del Tesoro. Los intereses de esos Bonos son pagados por Ud., el contribuyente.

Y la típica reforma "alternativa" es la renuncia a beneficios prometidos, instrumentada mediante una serie de grandes recortes en los mismos, y aumentos en la edad elegible. Mucha gente ha llegado a esperanzarse en esta solución. Pero en realidad, una encuesta de opinión pública halló que sólo un 8% de los estadounidenses menores de 30 años cree que sacará algo de la Seguridad Social. Incluso los defensores del status quo admiten que los beneficios tendrán que reducirse.

Hace poco han surgido propuestas en el Congreso para "privatizar" parcialmente la Seguridad Social. Pero con raras excepciones, ninguna de tales propuestas encara el problema de los 12 trillones de dólares en obligaciones sin fondos, o los elevados riesgos envueltos en la transferencia del control de los ahorros para el propio retiro a manos de los políticos. Las promesas hechas por los políticos son simplemente un fraude. Poca gente obtendrá alguna vez algo de lo que le ha sido prometido por la Seguridad Social.

El Modelo Chileno

A mediados de los años '80, Chile tenía un problema todavía peor que el de EE.UU. Pero de acuerdo a Rita Koslka, en su artículo "Una forma mejor de hacerlo" ("A Better Way to Do It"), publicado en la edición del 28 de octubre de 1991 de "Forbes":

Reemplazando el viejo sistema, el entonces Ministro José Piñera elaboró un plan que requería a cada uno de los trabajadores del país "8.4 millones" poner el 10% de su ingreso antes de impuestos en uno de los fondos privados de pensiones, según su propia elección; y sin contribuciones de los empleadores. Hay 13 planes para escoger, y los trabajadores pueden cambiar sus fondos de un plan a otro, a fin de buscar mejores contraprestaciones a menores costos. En Chile, a la edad de 65 años (el hombre, 60 la mujer), el trabajador toma los ahorros acumulados, y compra una renta anual vitalicia, o bien arregla algún otro programa individual de pagos. También puede retirarse y hacerlo antes de esas edades, si tiene suficiente dinero en el fondo de pensiones. Para proteger debidamente los ahorros, la mayoría de los fondos están invertidos en títulos valores indexados automáticamente contra la inflación.

Los beneficios de esta política para el trabajador individual han excedido con mucho las expectativas. Las previsiones originales anticipaban un retorno anual del 5.5% para el programa chileno. A esa tasa, por ejemplo un retirado con 40 años de antiguedad en el sistema, recibiría un 70% de su salario promedio en los últimos 5 años. Y con un retorno de 6.5%, el pago sería de un 100%. Pues resultó que la tasa promedio de retorno ha sido efectivamente cercana al 13%, lo cual ha estimulado a muchos trabajadores a contribuir en mucho más del límite mínimo establecido.

Y esto no sólo ha hecho posible a la gente retirarse con comodidad, sino que ha aportado fondos para una gran expansión económica. Como el dinero de los fondos privados de pensión ha de ser invertido productivamente, una enorme oferta de capital de inversión se puso a la disposición de negocios, empresas y emprendedores, a tasas de interés relativamente bajas. Con tremendo capital disponible, la producción aumentó varias veces, y se creó así un nuevo mercado de trabajo enorme. Además hubo una gran expansión del mercado de valores (ayudado por los nuevos fondos de pensión, y por nuevas políticas de mercado más libre). Estos fondos de pensión privados constituyen ahora el equivalente a un tercio del PIB chileno.

Solamente en 1992 la economía chilena creció en 9.7% medida por su PIB, tasa casi 4 veces mayor a la de EE.UU. en el mismo año. En el mismo lapso de tiempo, la inflación y el desempleo han estado también cayendo, sostenida y veloz-mente. De hecho hay en Chile ahora tanto capital de inversi-ón, que los inversionistas han estado invirtiendo en países vecinos.

En realidad el programa chileno se ha probado tan exitoso, que Argentina ha adoptado un sistema similar. Y delegaciones de Mexico, Venezuela y Polonia han visitado Chile, para estudiar cómo este sistema puede ser adoptado en sus países. Según Augusto Iglesias, economista jefe del Fondo de Pensión "Habitat" de Chile, el sistema de Seguridad Social de su país "se basa en principios muy simples y razonables: la gente cuida su dinero, y por eso lo pone en manos privadas, que son mas eficientes que las del Gobierno."

Pero el programa chileno va más allá del cambio de un sistema gubernamental de pensiones por otro privado. Porque elimina el dominio de los planes corporativos en los programas de retiro: ahora los trabajadores controlan sus propios fondos. El Ministro de Trabajo de Chile José Piñera lo resumió así: "Es un sistema de sentido común, que es comprendido con mayor facilidad por la madre promedio chilena que por los expertos en seguridad social."

Sin embargo, no es perfecto: su carácter es compulsorio, y hay limitaciones en materia de opciones de inversión.

El Fin De La Seguridad Social

En algún punto la gente deberá entender la futilidad de los intentos por salvar el Sistema de Seguridad Social actualmente quebrado. De nada servirán más maniobras con el status quo: la Seguridad Social está quebrada, tanto financiera como moralmente, y pronto este esquema Ponzi colapsará. Terminar enteramente con la Seguridad Social, y devolver a los trabajadores individuales el control total sobre sus ahorros para el retiro, es la única solución para terminar con el fraude, y darle oportunidades al trabajador de obtener una tasa de retorno decente sobre su propio dinero, tan duramente ganado. Además, protegerá sus ahorros de los rapaces políticos, y asegurará que sus dineros sean empleados productivamente, en lugar de usarse para disfrazar los deficits del Gobierno federal. Y las reformas en países como Chile, indican que los beneficios generales en la economía pueden ser sustanciales, si los Gobiernos son removidos de la ecuación. Desafortunadamente, como el hombre caído del edificio, para mucha gente es difícil entender que la cosa no está "bien" hasta no caer al pavimento. Pero mientras más pronto terminemos con la Seguridad Social será mejor para cada quien de los afectados.


George L. O'Brien es un prolífico escritor libertario, analista de políticas, profesor y estratega político. Es Representante Regional de ISIL para el área suroeste de EE.UU.

Este panfleto fue publicado originalmente en 1994, y revisado en Augusto de 1998. Es parte de la serie de panfletos educativos de ISIL. Haga clic aquí para ver el índice de panfletos on-line.

Los panfletos educativos de ISIL están disponibles a 5¢ cada copia. Haga clic aquí para ir a la Tienda de ISIL.

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