sábado, 17 de septiembre de 2011

La soya amenaza la salud de Venezuela

La soya amenaza la salud de Venezuela:

La soya amenaza la salud de Venezuela

Benigno Villegas
Frontera
Año 2003

Uno de los proyectos bandera en los que viene trabajando el Gobierno Nacional tiene que ver con la siembra de soya modificada genéticamente en las extensas áreas de la Mesa de Guanipa, estado Anzoátegui, y la Paragua, Estado Bolívar. Ahora bien, si el cronograma gubernamental no falla, el proyecto se debería poner en marcha este mismo año, lo cual se pudiera ver como un punto favorable en la carrera que el Ejecutivo se ha trazado por intentar desarrollar una política agroalimentaria. Lo que quizá ignoran –o desean ignorar- los rectores de esa idea, es que la propuesta camina sobre un peligroso campo minado que, al final, puede traer consecuencias funestas para todos los venezolanos, pues algunos investigadores han demostrado que la soya modificada genéticamente (transgénica) puede incidir negativamente en la salud de los seres humanos. Precisamente en Mérida un grupo de científicos inició una seria investigación para tratar de determinar las consecuencias que ocasiona al organismo el consumo de la soya modificada genéticamente y los resultados que han obtenido con animales de laboratorio son realmente aterradores. Gracián Rondón Dezeo, médico cirujano y con amplia experiencia en el campo de la investigación en plantas medicinales, fue el encargado de lanzar la voz de alerta ante una situación que puede terminar con un final nada feliz. El investigador recordó que todo empezó hace tres años con la polémica que se generó con la siembra de lechosa transgénica que realizó un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la ULA (Universidad de Los Andes, Mérida - Venezuela) en una estación experimental del Fonaiap, ubicada en el Estanquillo, municipio Sucre.

En esa ocasión, según recordó, los investigadores alegaron como excusa que los cultivos estaban siendo atacados por una mancha anular que estaba acabando con las plantas de lechosa, pero Gracián Rondón aclaró que esa situación sólo se estaba presentando en la isla de Hawai y que lo otro era simplemente una excusa, “porque nosotros fuimos y la plantación estaba violando todas las normativas de bioseguridad, que exige que cuando se hace un ensayo de algún producto modificado genéticamente, debe hacerse en un laboratorio de máxima seguridad y que todas las personas que trabajan dentro del laboratorio deben tener medidas extremas de esterilidad y todos los productos o utensilios que se utilizan deben ser incinerados para que no libere ninguna partícula transgénica en el ambiente y pueda contaminar cualquier especie viva”, detalló al advertir que el Ministerio del Ambiente es el ente encargado de regular este tipo de situaciones, pues Venezuela suscribió los convenios del Protocolo de Montreal y el de Cartagena, en los que se prohíbe el desarrollo de los productos transgénicos a cielo abierto, que fue lo que ocurrió con la lechosa en el Estanquillo.

Ese ilícito ambiental marcó el punto de partida de un conflicto que aún no se ha detenido, pese a que el Ministerio del Ambiente fue notificado, pero Gracián Rondón lamentó que los funcionarios que enviaron desde Caracas asumieron una actitud parcializada hacia el grupo de investigadores que trabajaba en el proyecto y excluyó al grupo de campesinos de la zona, que, al final, se organizaron y destruyeron la plantación de lechosa.
Gracián Rondón aclaró que la postura que ellos asumen no implica que estén en contra de la investigación, sólo que creen que hay que respetar las reglas del juego, que fue lo que no se hizo en el caso de la lechosa cultivada en Mérida.

La polémica llegó a un punto exasperante hace dos años cuando se realizó, en Mérida, el foro sobre transgénicos y que contó con la presencia de la Ministra de Ambiente para aquel entonces y actual ministra, Ana Elisa Osorio, y el actual Ministro de Agricultura y Tierras, Arnoldo Márquez, pero la mayor sorpresa que se llevaron fue que invitaron a representantes de varias empresas trasnacionales, “que vienen a discutir un problema de soberanía nuestra”, indicó al recordar que su ponencia fue cortada a los 15 minutos, debido a que trató el tema del riesgo de los transgénicos en la salud humana y tuvo muchos opositores, pues hasta la propia ministra le dijo que se trataban de teoremas locos, porque “no tenía ninguna justificación con lo que estaba diciendo”, recordó.

Graves consecuencias
Ese fue el punto que impulsó a Gracián Rondón a realizar un trabajo experimental con ratas, de la variedad Wistar, “que son las que se utilizan para hacer ensayos experimentales que tengan que ver con problemas nutricionales y efectos metabólicos de productos que ingieren esos animales”, pues advirtió que lo que le pasa a las ratas puede pasarle a los seres humanos, “porque casi tienen los mismos parámetros y el mismo comportamiento”, sentenció.

Esos trabajos experimentales se iniciaron hace ocho meses, según precisó Rondón, quien dijo que esas investigaciones las adelantan en un laboratorio de máxima seguridad, donde tomaron cinco ratas de control que consumen el alimento normal y quince ratas experimentales que están consumiendo soya modificada genéticamente “y decimos esto, porque en vista del problema de la lechosa, le participamos al INDECU y al Ministerio del Ambiente para hacer una recolecta de productos que, sospechábamos, que eran transgénicos y mandarles a hacer pruebas en Alemania”, dijo, al lamentar que no recibieron el apoyo de ningún organismo gubernamental y se vieron obligados a pagar en dólares, los análisis que finalmente le hicieron a productos como la leche La Colina, granos de soya y carnes de soya.

Esas muestras fueron consignadas a Alemania, con autorización del Ministerio del Ambiente y se les hicieron las pruebas, “es el único lugar del mundo que hace las pruebas para saber si el producto es transgénico o no”, refirió al precisar que en los tres casos el resultado confirmó que se trataba de productos transgénicos.

Gracián Rondón aseguró que esos resultados fueron entregados al INDECU y enviaron un informe a la Presidencia de la República, “para que el propio Presidente mandara a recoger o prohibiese la entrada de esos productos o de todo lo que es soya, porque eso iba a traer problemas de salud”, alertó.

El investigador retomó el tema de los trabajos experimentales con las ratas, para advertir que ya tienen unos resultados iniciales que deben llamar la atención seriamente, pues destacó que en las pruebas sanguíneas y en los exámenes para-clínicos realizados, encontraron que “todas las ratas están diabéticas, mientras que las que están comiendo su comida habitual están normales”, refirió.

El asunto no se queda allí, pues Rondón dijo que se vieron en la necesidad de sacrificar dos animales, uno experimental y otro de control, porque cuando fueron a tomar las muestras del experimental el animal se murió. Eso los obligó a practicarles la autopsia y encontraron cuatro cosas que les llamó la atención.

La primera, según explicó, es que la rata Wistar macho adulta no tenía vesículas seminales. “Aparte de eso, encontramos que el páncreas había desaparecido y sólo quedaban vestigios. También encontramos que el animal de laboratorio tenía un timo hipertrofiado, que es la glándula inmunológica del cuerpo y no tenía nada de grasa”, explicó.

La gran diferencia
Ante ese cuadro clínico, los investigadores se vieron obligados a sacrificar un animal de control y se encontraron con que esa rata sí tenía vesículas seminales normales, páncreas normal, timo normal y estaba lleno de grasa por dentro.

“Eso nos ha llamado la atención, porque en las revisiones bibliográficas que hemos hecho y el contacto que hemos tenido con investigadores en otras partes del mundo, hemos conseguido información de que la soya es un producto altamente tóxico y la interpretación que estamos dando ahora es que la soya modificada genéticamente tiene efectos colaterales a nivel de la formación de gónadas y vesículas seminales, lo que quiere decir con esto que en un futuro las personas que vayan a consumir soya masivamente, posiblemente van a tener problemas de esterilidad, en el caso de los hombres”, pues explicó que el producto llega con cantidades exageradas de fitoestrogenos, que son hormonas femeninas de origen vegetal, “pero son altamente tóxicas y Gracián Rondón lamenta que los organismos oficiales no colaboren con el financiamiento de las investigaciones que vienen desarrollando.

Lo grave del caso, según advirtió, es que en el mercado hay cerca de 6 mil productos de soya que se le están adicionando a los alimentos a nivel mundial y Venezuela no es la excepción y refirió que otro de los problemas que encontraron con las ratas de laboratorio analizadas es que ellas tienen una alteración en las vértebras cervicales, “porque la soya tiene el problema que produce alteración del transporte de calcio y el calcio se acumula en el tejido, eso se llama artrosis y entonces tenemos que las catorce ratas que nos quedan tienen congelamiento de las articulaciones del cuello y tienen, lo que llamamos nosotros en términos médicos, tortícolis”, aseguró.

Aunque los análisis continúan en el laboratorio, Gracián Rondón advirtió que las conclusiones iniciales son bastante delicadas, pues se cree que todo el sistema inmunitario del cuerpo es violentado y modificado a través de un producto que se consume y por eso vemos de casos de pacientes que se mueren de un día para otro de septicemia y no encontramos ningún factor causal”, y advirtió que han realizado pruebas con patólogos para averiguar por qué murió esa persona y no han encontrado nada.

Gracián Rondón habló en esos casos de una multiresistencia bacteriana. “Una bacteria súper poderosa que lo que hizo fue que modificó el sistema de defensa y esta bacteria pasó a ser un sistema agresivo dentro del cuerpo”, explicó.

Gracián Rondón y el grupo de investigadores que lo acompañan, entre los que figura la doctora Lorna Haynes, presidenta de la Red para la Agricultura libre de Agrotóxicos de Venezuela (RAPALVE) y los representantes del Frente Ambiental Andino no se quedan allí, pues advirtió que con uno de los proyectos bandera, el Gobierno Nacional tiene la firme propuesta de sembrar de soya transgénica una gran extensión de tierra en los estados Anzoátegui y Bolívar, pese a las observaciones que vienen haciendo los investigadores.

Este investigador recordó que el actual titular de MAT, Arnoldo Márquez, fue uno de los que inició en Mérida la lucha contra los transgénicos, pero en una reciente conversación que tuvieron, el propio ministro le dijo que “yo no podía justificarle la prohibición de soya, porque era un proyecto bandera del Gobierno Nacional para alimentar los animales y para darle leche a los niños y por eso le recordé que cómo podíamos hacer una siembra de soya, cuando en el mundo toda la soya es modificada genéticamente” , y advirtió que en todo el planeta sólo hay tres empresas que tienen la patente de la soya modificada, con lo que se consideró que esa era una manera de perder la soberanía sobre una parte del territorio nacional.

Claro que lo más grave de toda esta historia, según Gracián Rondón, es que esa propuesta expone a un mayor peligro a toda la población, pues está convencido que esos patrones sólo provocarán que la sociedad venezolana se llene de diabéticos, hombres estériles, niñas precoces sexualmente, problemas inmunológicos, problemas bacterianos, problemas alérgicos y eso significa que “vamos a tener un país enfermo”, sentenció. Si las conclusiones iniciales a las que ha llegado el grupo de investigadores se proyectan de igual manera en los seres humanos, no cabe duda que estamos en presencia de un ilícito ambiental y de salud, que violenta los artículos 127, 128 y 129 de la Constitución y que colocaría a los ciudadanos de este país como conejillos de indias.

El ajonjolí como alternativa

El ajonjolí fue propuesto como una sana alternativa para sustituir los proyectados cultivos de soya formulados por el Ejecutivo Nacional.

Los experimentos que un grupo de investigadores viene realizando con un conjunto de ratas, de la variedad Wistar, que son alimentadas con soya transgénica, han dado algunos resultados espeluznantes, pues se comprobó que esos animales se enfermaron de diabetes.

No conforme con eso, en los animales experimentales que fueron abiertos se encontró que apenas tenían vestigios del páncreas y que habían perdido las vesículas seminales.
Esas, entre otras anomalías, surgieron como consecuencia de que esos animales se alimentaron con soya modificada genéticamente, según lo expuso Gracián Rondón, uno de los investigadores que está al frente del estudio.

Decimos esto porque para este año, el Gobierno Nacional tiene la firme intención de sembrar en el oriente del país una gran cantidad de hectáreas de soya transgénica, lo cual representa un grave peligro para la salud de todos los venezolanos.

En virtud de esto, una de las propuestas que el grupo de investigadores está realizando es la de sustituir el cultivo de esa soya por la de ajonjolí, pues explicó que Venezuela produce el mejor Germoplasma del mundo de semilla de ajonjolí y nosotros por qué no retomamos la siembra de este rubro, que supera en unas 500 veces a la soya como producto, en cuanto a calidad de nutrientes y en cuanto a rentabilidad”, destacó.

Además, Gracián Rondón dijo que la sustitución del cultivo también implica que Venezuela estaría en capacidad de exportar aceite y harina de ajonjolí, además que con ese rubro se pueden desarrollar una gran cantidad de productos que no producen ningún efecto colateral”, consideró

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